Franco y Carlos son dos de los muchos migrantes víctimas de una estafa que, además de hacerlos perder dinero, los expuso a repetidas vulneraciones en sus derechos humanos. Los dos nombres son ficticios, usados para proteger a quienes compartieron su testimonio de migración con CHHA 1610 AM.
La historia que escucharán a continuación explica como un grupo de personas captaron a Franco y Carlos en sus ciudades de origen en México, les ofrecieron visa, techo, trabajo y transporte seguro hacia EE.UU y, después de cobrarles al rededor de C$3.000 dólares (más pasajes y alojamiento), los trajeron, no ha EE.UU sino a Canadá y no con Visa sino con una autorización eTA, que en términos de ley nos les da permiso de trabajo.
En el 2021 Canadá recibió a 813,306 personas con eTA (Autorización Electrónica de Viaje), según el Informe Anual 2022 sobre Inmigración al Parlamento, este es un permiso de entrada para países exentos de visa; es únicamente una autorización para migrar temporalmente y no contempla un permiso de trabajo. Esta autorización tiene un costo de C$ 7 dólares y es posible aplicar en línea incluso en Español, única y exclusivamente a través de la página oficial del gobierno.
Existen al rededor de 50 países autorizados a entrar a Canadá a través del eTA, y México y Chile son los únicos de Latinoamérica que integran esa lista.
A propósito de estas historias, Luis Mata, consultor en inmigración y activista por los derechos de los inmigrantes, explicó como es que las condiciones de migración vulnerable (como estar en un país sin status migratorio, sin conocer el idioma, entre otras características) exponen a las personas a una serie de violaciones de sus derechos humanos.
“La vulnerabilidad de una persona en un país extraño tiene diferentes dimensiones. La primera es desconocer las leyes locales…y sobre todo que tipos de normas le protegen…”dijo Mata.
La historia de Franco y Carlos confirma la descripción del experto, pues en el testimonio que nos cuentan a continuación hablan sobre las extremas dificultades que tuvieron que vivir en Toronto, tanto para acceder a un trabajo (o que este estuviera dentro de las condiciones mínimas de de derechos establecidas en el Employment Standards Act) u obtener una vivienda digna, pues debido a su condición pasaron mucho tiempo hacinados.
Es importante mencionar que en Canadá existe la Ley de Protección de Inmigración y Refugiados (IRPA), y en esta ley se penaliza con cadena perpétua y una multa de hasta 1 millón de dólares "organizar deliberadamente la entrada a Canadá de una o más personas mediante secuestro, fraude, engaño, uso o amenaza de fuerza o coerción".
Si quieres conocer más sobre esta historia y a conocer algunas herramientas para la protección de derechos te invitamos a escuchar el siguiente reportaje: